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De un hola y un adiós fueron nuestros primeros encuentros, de eso y de miradas que se perdían en el inmenso espacio que existía entre nosotros.
Me resultaba difícil no mirarte, había algo en ti que me parecía fascinante pero no sabría decirte que era.
Quizás era el no saber nada de ti, el estar tan cerca...

Te conocí un día como cualquiera, coincidimos en el mismo lugar, yo me encontraba sentada con mis amigos platicando y tú estabas sólo, a unos pocos metros de nosotros.
Todo comenzó...
Una chica despistada y distraída iba y venía, caminaba de un lado a otro sin mirar por completo a todos aquellos que la rodeaban; se escuchaban...

Cada tarde salgo al jardín, aquel donde sembramos momentos y recuerdos juntos.